Ha ganado cinco veces el FIFA World Player. Ahora juega en Suecia, pero se emociona cuando habla de sus difíciles inicios y su papel como embajadora honoraria de la ONU. Hablamos de MARTA VIEIRA DA SILVA.
Entrevista :
—Nos recibe en Malmoe (Suecia) el día después de ver al Real Madrid en Champions en el Swedbank Stadion…
—Fue una alegría enorme. No tengo tantas oportunidades de ver partidos de la élite en vivo. Siempre que estoy cerca del Madrid viendo un partido suyo en el campo, ganan. La de Malmoe fue mi segunda vez y la anterior fue la final de la Champions en Lisboa. ¡Parece que les doy algo de suerte!
—Sé que le hizo especial ilusión conocer a Cristiano.
—Sí. También conocí a Marcelo y Casemiro. Nunca había coincidido con ellos. Estuve un rato con Cristiano antes del partido contra el Malmoe. Le dije que iba a marcar al menos un gol y mire, hizo dos y alcanzó el récord de Raúl…
—Ha sido más veces elegida la mejor del planeta que Cristiano y Messi, pero únase al gran debate. ¿Quién es el número uno?
—Son los mejores de la actualidad, sin la menor duda, pero para mi gusto Cristiano está por delante. En la historia del fútbol siempre hay discusiones cuando coinciden jugadores tan grandes. Pero repito, para mí Cristiano es el mejor.
—Usted ha ganado cinco veces el FIFA World Player, seis veces la poderosa Liga sueca, también alzó la Libertadores, la Liga de EEUU, tiene dos platas olímpicas… ¿Se ve a sí misma como la mejor jugadora de la historia?
—Como una de las mejores. Nunca me gustó mucho hablar de mí. Aún me cuesta abrir los periódicos y leer los elogios. Para mí es súper gratificante haber tenido éxitos y haber recibido tantos premios, pero en la actualidad no soy la mejor jugadora del mundo. Sin duda. Este año el FIFA World Player lo ganó la alemana Nadine Kessler, hay que respetar eso. Mi motivación es mantenerme en un nivel muy competitivo.
—Su discurso es humilde y no extraña sabiendo que no pudo ir a la escuela hasta los 9 años porque en su casa no había dinero para pagar la matrícula ni los libros…
—Tengo recuerdos que siempre llevaré conmigo. Viví situaciones muy duras y no las olvido. Para hacer una prueba en mi primer club tuve que viajar durante tres días en autobús. Eso me lleva a intentar superar todos los obstáculos que me encuentro. Todos los años regreso a mi pueblo, Dois Riachos, un sitio muy pequeño en Alagoas, y me apena ver que la situación es la misma que cuando yo vivía allí. Los niños y las niñas viven en la pobreza, sufren problemas de sanidad, de educación, de no tener incentivos para practicar deporte… Verlo tal vez me ayuda a que no se me vaya la cabeza, a no perder, como definirlo… a no perder mi esencia. Hoy tengo una vida mejor, no al nivel económico del fútbol masculino, es evidente, pero estoy bien y he sido reconfortada con muchos títulos. Tengo muchos ejemplos cerca para no perder el foco. Cristiano, ya que hablábamos antes de él. Siempre está muy asediado por la gente allá donde va, es una gran estrella y todos quieren una foto con él. Pero cuando le he conocido de cerca, he visto una persona con los pies en el suelo.
—Hablaba de esas condiciones económicas tan duras en su país. Pero también eran duras en los aspectos sociales. En su pueblo no se veía con buenos ojos que una niña practicase el fútbol…
—Tuve que enfrentarme a muchos estereotipos y a la falta de oportunidades. Empecé a jugar con los niños y era la única niña. No era muy bien aceptado, todo el mundo me criticaba. A mi familia no le gustaba ver que se hablaba mal de mí y mis propios hermanos no querían que fuera a los partidos o los entrenamientos con los otros niños. Yo siempre me escapaba y acababa jugando…
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